Mascarillas, un must de rutina de belleza

El cuidado de la piel tiene muchos entresijos. No se trata solo de limpiarla, o desmaquillarla, cada piel es única y por ello debe ser tratada de formas diferentes. Puede que una piel necesite hidratación intensa; otra puede necesitar liberarla de la grasa que genera. Para esto la limpieza y los tratamientos de cremas son muy útiles, pero mejor siempre si se añade algún incentivo que empuje a las mejoras. En este caso hablo de las mascarillas.
Muchas veces las dejas olvidadas al fondo del armario o en el cajón y no recuerdas que es una de las mejoras cosas que puedes hacer por tu piel. Las hay asequibles a todos los bolsillos, de todas las marcas, para todo tipo de piel, para la mañana y la noche, para ojos y para el rostro… un mundo completo en abanico.
Conforme descubras que es lo que más necesita tu rostro puedes ir reduciendo o ampliando tus mascarillas, de momento las básicas comenzarían con una específica para rostro. Es una tela empapada en líquido, se puede guardar en el frigorífico para ayudar a refrescar nuestra piel con las olas de calor. Se debe aplicar con la cara lavada y antes de usar ninguna crema. Es más, yo recomendaría evitar el uso de alguna hidratante después de una mascarilla de este estilo, pues la piel queda muy protegida y cuidada.
En cuanto a los ojos también son láminas. Tienes que recordar siempre que hay que mantener separados los tratamientos del rostro del área del ojo, no son lo mismo, y solo puedes conseguir aumentar la grasa o crear arrugas, las temidas patas de gallo. Al igual que la anterior debes conocer tus necesidades, si quieres regenerar, rellena, aportar luminosidad… como quieras. Y al igual que para la cara, no es recomendable usar un tratamiento de contorno una vez que has aplicado las mascarillas.
El sentido de la vista es uno de los que más agota a nuestros órganos, por ello, además de ayudar a la piel alrededor podemos encontrar en el mercado mascarillas frescas, de gel, que se conservan en el frigorífico y te ayudan a que se mantengan a la temperatura ideal para relajar la vista antes de dormir o un domingo antes de volver a la rutina. Ideales si utilizas gafas o lentillas, o pasas muchas horas frente al ordenador.
Para acabar, otro tipo de mascarilla que está comenzando a tener cierto renombre son las mascarillas de noche. Se aplican por la noche, antes d dormir, y se dejan actuar durante el sueño. También puedes utilizarlas en un vuelo, para evitar que el jet-lag se refleje en tu cara. Son muy cómodas y relajantes, pueden guardarse en frio también y ayudan a reforzar todos los cuidados que le hemos dado a nuestra piel durante el día, en el momento donde nuestro cuerpo retiene todo y hace buena cuenta de ello.
Si aún no te has animado a probar las mascarillas te animo a que lo hagas, vas a notar una gran diferencia y puede incluso que te conviertas en una auténtica adicta a ellas.

Ana Jurado Mata
Editora Invitada Julio
Twitter: @AnnJFactory
Instagram: @AnnJuradoFactory



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