Hay un ritmo que hace tiempo viene infiltrándose entre los temas más escuchados del momento. Desde Beyonce hasta Madonna e incluso Karol G y Cardi B, todo el mundo es amante del funk brasileño. Quizás sin saberlo, tú también lo eres, ya que, es posible que te lo hayas encontrado en una multitud de ocasiones, por ejemplo, si alguna vez escuchaste a Anitta o hiciste una tendencia de TikTok en portugués.
A pesar de ser foco de oleadas de controversias y discriminación, el funk brasileño ha conseguido romper barreras sociales e internacionales para posicionarse como uno de los géneros más escuchados y populares de la música en la actualidad. Aprovechando el nuevo álbum de Anitta, “Funk Generation”, este articulo proporciona un resumen de como el funk brasileño ha conseguido expandirse desde las favelas al mundo.
Composición
El sonido del funk brasileño, también conocido como funk carioca, favela funk o baile funk, es innegablemente único y muy reconocible. Se caracteriza por sus bases energéticas, melodías pegadizas y letras explicitas sobre problemas y criticas sociales y políticas, amor, sexualidad o la vida en los barrios marginales de chabolas en Brasil, las favelas.
Su ritmo principal es el “tamborzão”, que surgió al fusionar ritmos del Miami Bass con la percusión de la samba e influencias electrónicas y ritmos afrobrasileños. La base del funk utiliza mayoritariamente la caja de ritmos Roland TR-08 o la 808 y las primeras canciones de baile funk también incorporaban loops de percusión de Miami Bass o afro beats (MasterClass, 2021). También suele incorporar riffs de metales, acordeones y chops vocales. Suele pasar desapercibido, que el funk carioca es muy cultural, ya que también se pueden apreciar ritmos del maculelê y el candomblé (manifestaciones culturales afrobrasileñas) (Gutierrez, 2024).
Subgéneros
Actualmente, existen una gran variedad de subgéneros dentro del funk brasileño como, por ejemplo:
- Funk ostentação: ostenta lujos.
- Funk consciente: busca hacer criticas sociales.
- Funk pop: lo que se lleva más a nivel internacional y suele rebajar las letras explicitas.
- Funk Proibidão: rinde homenaje a narcotraficantes de la favela en sus letras y hablan de crimen, armas y drogas.
- Brega funk: ritmos y letras más tropicales y veraniegas que salió al fusionar la brega, baladas de amor del noreste en los 80, con el funk carioca (Loftin, 2019).
(Chagas, 2018)
Evidentemente hay más subgéneros de los mencionados y con el paso del tiempo empiezan a aparecer aún más adaptándose a su contexto sociocultural. Pero a todo esto, ¿cómo surge el funk brasileño?
Orígenes y contexto histórico
El funk carioca salió de Brasil, evidentemente, y se fue impregnando en el pop urbano global. No se debe confundir con el género musical americano, el funk, que presenta líneas de bajo sincopadas y ritmos de percusión constantes, aunque, es verdad que a fines de los 70 se popularizo en Rio sonando en fiestas e impulsado por artistas locales (Festa, 2024).
El nacimiento del funk carioca ocurre con la llegada del Miami Bass a Brasil, un subgénero del hip hop estadounidense, que se exporta a Brasil en los años 80 y utiliza la misma caja de sonidos, el 808 (Anatomía Sonora, 2023). Los movimientos “black power”, “black rio” y “black soul” junto al final de la dictadura brasileña, proporcionaron espacios para los afrobrasileños que facilito el desarrollo de este género (Diaz-Hurtado, 2015). Allí es donde DJ Marlboro, conocido como el padrino del funk de Brasil, publica “Funk Brasil” en 1989 recopilando temas fundacionales de este género y consolidándose como fenómeno nacional.
Fenómeno Nacional
En los años 2000, el funk estallo a nivel de popularidad en parte debido al surgimiento del «Furacão 2000», un sello discográfico dedicado a promover nombres del funk, como MC Créu, Tati Quebra Barraco, Bonde do Tigrão, MC Carol, Valesca Popozuda e incluso Anitta. Fue en esa década que también empezó a despertar interés a nivel internacional gracias a las redes sociales. Artistas como M.I.A que utilizo samples de funk conocidos incluyendo instrumentales y vocales y Diplo que hizo un documental a este movimiento, trajeron visibilidad al género (Festa, 2024), también por ejemplo cuando fueron a grabar con Deize Tigrona después de haberla escuchado por redes.
Controversias y criminalización
Proporcionalmente con su éxito, el funk también ha sido víctima de controversias e incluso la criminalización. Desde 1995, amenazando con suspender el agua y la electricidad, prohibieron las fiestas de funk en las favelas, vinculándolas al crimen, actividad de narcotráfico, violencia y perversión de menores (Carvajal, 2015). A partir de los 2000, introdujeron leyes que permitían las fiestas bajo ciertas restricciones, por ejemplo, se tenía que pedir autorización escrita 30 días antes, detectores de metales, presencia de policía militar y no se podría transmitir canciones que hablaran de crímenes o nombraban a criminales, lo último teniendo una sanción de 3 a 10 años en prisión (Albuquerque, 2019).
Se puede establecer una analogía interesante entre la situación del funk con el de la samba a principios del siglo XX, que también fue criminalizada por sus orígenes, pero ya es aceptada como una parte importante de la cultura brasileña.
Fue en 2009, cuando la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro aprobó por una ley que convirtió al funk en «movimiento cultural y musical de carácter popular», que las restricciones previas fueron revocadas (Usero, 2018). Aun así, hoy en día sigue habiendo rechazo a la música y al baile, acusando al género de ser pobre en creatividad, machista y centrado en el sexo y la violencia. Como bien afirma el comisario jefe del Museo de Arte de Rio, Marcelo Campos, “Mucha gente tiene prejuicios porque es una música que se escucha alta, y también por racismo” (Gutiérrez, 2024).
¿Machista o Feminista?
El baile funk ha sido y sigue siendo una herramienta importante para las mujeres en Brasil, que ha servido para expresar y reclamar su autonomía sexual, lo que hace Anitta, por ejemplo, cuando dice que es “bien pu-pu-pu-pu-pu-pu-put*put*, put*put*”. Fue cuando empezaron a perseguir y encarcelar ciertos cantantes cuando las mujeres tomaron el micrófono. Con sus competencias de baile, propias letras y coreografías que destacaban autonomía y libertad sexual empezaron a transgredir las normas conservadoras, y todo esto sin discografía y distribuyendo su material en el mercado pirata.
Habitualmente, se le tacha al género como uno muy machista en donde las mujeres se sexualizan para representar el producto del deseo machista, convirtiéndose en objetos sexuales para complacer al hombre y constituir una forma de violencia contra las mujeres y una degradación social (Carvajal, 2015). El repetido uso de palabras como “p*ta” y “perra” y pasos de baile tradicionalmente poniendo a las mujeres como sumisas, son apropiadas y resignificadas en el funk, usándolos como sinónimos de mujeres autónomas, cómodas con su cuerpo y que tienen el derecho de tener sexo con quien ellas quieran. Esto no significa que todas las mujeres que hacen funk son feministas pero que sería injusto e incorrecto etiquetar al género entero como uno machista y degradante, sobre todo cuando hay una doble moral con artistas masculinos expresando su sexualidad y siendo aplaudidos por ello en una variedad de géneros musicales. Hay que recordar que debido a la interseccionalidad de sexo, sexualidad y raza entre otras cosas que el género representa y conciencia, siguen existiendo prejuicios dentro de Brasil sobre todo de las clases altas y personas no racializadas. Si quieres saber más del feminismo dentro del funk brasileño te recomiendo el artículo de Hugo Alexander Buitrago Carvajal titulado “Una mirada sobre el feminismo del Funk Carioca”.
Popularidad Internacional y la Actualidad
Por fin, llegaron los 2010, y gracias a artistas como Anitta y Ludmilla el funk melódico/pop agarro popularidad con instrumentales más melódicos y letras menos explicitas. Ellas mismas fueron las que en el 2016 durante los juegos olímpicos de rio representaron el sonido de las favelas. Se podría decir que en 2017 con “Despacito” y “Bum Bum Tam Tam” proyectando la música latina a niveles globales el funk se estableció en un panorama internacional. Y si esto no fuera suficiente, Ludmilla, y sobretodo Anitta, entraron en sus épocas de sacar éxito tras éxito con artistas internacionales. “Bola Rebola” con J Balvin, “Malokera” con Skrillex y Ty Dolla $ign, “Onda Diferente” con Snoop Dogg, “Me Gusta” con Cardi B y Myke Towers, “Faz Gostoso” con Madonna y recientemente colándose a otros países latinos culminando en éxitos como “No_se_ve.mp3” con Emilia y “Tá OK (Remix)” con Maluma y Karol G.
Hoy el funk brasileño se manifiesta a través de muchos mercados e industrias globales. Lo pudimos ver en la actuación de Rihanna en el superbowl con el remix de “Rude Boy”, en la canción “Paperwork” de Kanye West y Ty Dolla $ign, en el remix de “Matrix” en los conciertos de La Zowi y en las discografías de cientos de artistas, entre ellos las de Beyonce, Kali Uchis, Karol G, Madonna, Cardi B y Bad Gyal.
Como dijo Anitta para Billboard, “Es gratificante ver que el funk es ahora una fuente de inspiración y arte en la escena musical mundial, un género con valor, premios y admiración” (Flores, 2024).
Iconos y Referentes
Debajo se encuentran algunos de los nombres de figuras esenciales de los inicios del Funk Brasileño, todos habiendo aportado a la popularidad dentro de Brasil del género de alguna manera u otra consiguiendo romper barreras y luchar contra diferentes tipos de impedimentos y discriminaciones.
Actuales
A continuación, quería destacar nombres actuales e importantes del panorama del funk brasileño
Futuras Promesas
Por último, he de mencionar a artistas emergentes, frescos e interesantes que hacen música mayoritariamente funk.
La ‘rainha’ de Brasil
Y para los que se han preocupado al no ver el nombre de Anitta no os preocupéis, la mejor para el final. Anitta no solo ha conquistado al mundo con sus talentos como cantante, actriz, bailarina, empresaria y compositora. Su personalidad, humor, sinceridad sin tapujos y originalidad, la han convertido en uno de los artistas más relevantes e importantes del panorama musical actual.
Indiscutiblemente, se ha convertido en la figura del funk nacional e internacional más importante, posicionándose como una embajadora mundial del género. Se convirtió en estrella brasileña con su canción de funk carioca mezclado con pop contemporáneo, “Show Das Poderosas” en 2013. A lo largo de su carrera ha conseguido fusionar reggaetón, pop y trap con el funk, cantado en italiano, Frances, español, inglés y portugués y colaborando con artistas importantes, aumentando la visibilidad del funk en el escenario global.
Ha batido récords como, por ejemplo, siendo la primera mujer latina en llegar al puesto número 1 en el ranking de Spotify global con “Envolver”, entre muchos otros más. Según Billboard, es la responsable de que los latín Grammys incluyeran el funk entre los géneros dentro del urbano. También ha tenido impacto notable en la política de Brasil, fortaleciendo la oposición hacia el expresidente homófobo y machista Bolsonaro. Ahora con su nuevo álbum, “Funk Generation” Anitta celebra y rinde homenaje al género (y sus subgéneros) en el que ha tenido un papel crucial en popularizar entregando uno de los mejores discos de la última década. Sigue representando al funk y a su país conceptualmente a través de los videos musicales, dirección creativa e incluso compartiendo vocabulario del género en sus redes con su “Funk Dictionary”.
El Funk brasileño está en su mejor momento y está lejos de ser olvidado. Ahora todo el mundo quiere tener una canción funk, o montarse en un remix funk o trabajar con productores brasileños (como Karol G por ejemplo que tiene un lanzamiento de un proyecto funk inminente). ¿Quién no se mueve cuando escucha una canción funk? Este género con orígenes humildes e influencias multiculturales continúa rompiendo barreras y estereotipos sociales y musicales, llevando la cultura brasileña desde las favelas al mundo.