«La Ironía Del Querer»: el pop-rock a la fragilidad del amor de Samuraï

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Si algo sabe hacer bien Samuraï es dar justo donde duele y cantar con sensibilidad sobre lo que nos ha comido a todos alguna vez el pecho. Esta vez, la artista madrileña nos habla sobre esa perfectamente imperfecta contradicción del amor de que cuanto más quieres más puedes perder. «La Ironía Del Querer» es una oda a esa dicotomía que con un aire pop-rock acústico nos grita que enamorarse también es jugársela.

Además, «La Ironía Del Querer» supone un segundo escalón hacia esa nueva etapa de Samuraï de la que estamos deseando escuchar más. Aroa Lorente lo vuelve a recalcar: su fuerza no está en gritar más alto, sino en decir exactamente lo que muchos no se atreven. Por supuesto con su sensibilidad y transparencia características.

Un año que nos prepara para una nueva era

En un periodo en el que el pop-rock de España está pasando por un nuevo renacer, Samuraï se posiciona fácilmente entre los talentos que están cambiando el género. Su elección de un sonido más natural, además de su habilidad para transformar lo personal en algo accesible para todos, le permite ocupar un espacio único en la escena musical. Samuraï no intenta imitar tendencias: las ajusta a su propio ritmo y las convierte en historias con profundidad.

Después de este último año, en el que hemos podido verla actuar en el Lollapalooza Argentina o Tecate Pa’l Norte (Monterrey), además de abrir el concierto de Tate McRae en el Pepsi Center de Ciudad de México, sabemos que la nueva era de la artista viene cargada de emociones. Esta etapa da paso a una Samuraï más consciente, más ajustada y más libre. «La Ironía Del Querer» reafirma ese rumbo con una combinación precisa de fragilidad y fuerza de carácter.

Una metáfora visual y sonora

«La Ironía Del Querer» suena a ternura pero con ese temblor característico de Samuraï. Este pop-rock sustentado por guitarras acústicas nos lleva al pop-rock americano, pero con una sensibilidad y una simbología características.  La producción de Paco Soto destaca aún más ese contraste: lo cálido contra lo frágil, lo orgánico contra lo que casi se derrumba. Es un sonido que abraza la vulnerabilidad, pero que al mismo tiempo mantiene un latido firme. Es casi como si la canción quisiera decir que el amor es un terreno que da miedo pisar pero del que, de alguna manera, ya no quieres apartarte.

El videoclip también consigue transmitir ese mismo lenguaje de metáforas y de contrastes. Una casa partida a la mitad, un «quizás ya no tan hogar» al que le faltan muchas mitades de ese algo que ya no está. La metáfora está clara: todo lo que debería estar entero aparece partido por la mitad, como si la ausencia de la otra persona hubiese dejado un hueco difícil de rellenar. Samuraï recorre ese espacio roto mientras lo corta y lo rompe todo aún más, no como castigo sino como forma de aceptar que lo que fue ya no puede volver a ser entero, y que ya no vale la pena estar viviendo en una simple mitad. La misma casa de la que la veíamos salir al principio del primer single «Dejándolo pasar«, la vemos ahora por dentro, como un espejo emocional: un lugar donde lo que ya no está, ocupa tanto espacio como lo que se quedó, y donde la destrucción se siente más como una despedida que como un final.

Entre México y el regreso a casa

Hace una temporada que Samuraï se encuentra trabajando en su proyecto en Ciudad de México. Un «retiro» creativo del que estamos empezando a observar sus frutos y que pronto aterrizará en España. Más concretamente en enero del año que viene la artista volverá a España a continuar su gira. Una gira que, como vimos hace un par de meses, tiene dos partes: la primera «Del Silencio Al Ruido» y una segunda parte, que comienza en enero que recibe el nombre contrario, «Del Ruido Al Silencio» y en cuyas fechas sigue faltando dos nombres clave: Madrid y Barcelona.

Sea como sea, estamos seguros de que esta segunda parte de la gira promete, y mucho. La energía con la que Samuraï aterrizará en 2026 apunta a un directo más sólido, más emocional y con un peso escénico que refleja todo lo que ha crecido en este último año. ¿Es posible que la artista esté preparando algo más grande para Barcelona y Madrid? Las señales (y puede que la esperanza) llaman a pensarlo, pero de momento solo podemos dejar que la expectativa siga creciendo. Tendremos que esperar para averiguar qué está tramando… y, con Samuraï, la espera siempre acaba valiendo la pena.

Carlos Lucini
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