Katy Perry, cuyo nombre real es Katheryn Elizabeth Hudson, ha lanzado recientemente su último álbum de estudio, “143”. Este ha generado un amplio debate sobre cómo ha llegado hasta este punto de su carrera y qué ha sucedido con la Katy Perry que todos recordamos.
En este artículo, haremos un repaso de su trayectoria artística, exploraremos las razones detrás de su aparente pérdida de popularidad y analizaremos si realmente su fracaso se trata de una percepción social o si, en realidad, es algo palpable en sus números y ventas.
Origen y recuerdo de una estrella
Katy Perry es ampliamente reconocida como una de las reinas del pop durante la década de 2010, impulsada por el éxito de sus álbumes, giras y sencillos icónicos. Además, alcanzó récords históricos, como cuando logró colocar cinco sencillos consecutivos en el primer puesto del Billboard Hot 100. Sin embargo, en sus inicios pocos habrían imaginado que la joven Katheryn Hudson se convertiría en una superestrella global.
Criada en una familia profundamente religiosa y conservadora, comenzó tomando clases de canto junto a su hermana mayor. Con el tiempo, logró reunir el dinero necesario para independizarse y grabar su primer álbum bajo el sello Red Hill Records.
En ese entonces, los productores intentaban moldearla como una edgy pop girl, similar a Avril Lavigne, sugiriéndole que cantara con un tono agresivo, algo que no la hacía sentir cómoda. Este primer álbum homónimo resultó ser un fracaso comercial.
No fue hasta que firmó con Capitol Records, sello discográfico con el que trabaja hasta día de hoy, que su destino cambió. Junto a Capitol, Katy lanzó “One of the Boys” y “Teenage Dream”, álbumes icónicos quealcanzaron millones de ventas a nivel mundial y produjeron sencillos tan emblemáticos como “I Kissed a Girl”, “California Gurls” y “Firework”. Además, sus giras mundiales con entradas agotadas la consolidaron rápidamente como una de las estrellas pop más importantes del momento.
En 2013, la cantante continuó su ascenso con el lanzamiento de “Prism”, un álbum que, con éxitos como “Roar” y “Dark Horse”, mantuvo a Katy en la cima de la industria musical.
Sin embargo, en ese mismo periodo, la cantante atravesaba un doloroso divorcio de su exmarido Russell Brand, lo que afectó tanto a su vida profesional como personal, obligándola a construir una coraza ante los medios y en sus canciones.
Tras el éxito de “Prism”, Katy decidió tomar un descanso de cuatro años para enfocarse en su bienestar personal y profesional.
Declive y consecuente olvido
El comienzo del declive de Katy Perry puede situarse justo antes de su era “Witness” la cual, si bien fue decente en cuanto ventas y singles, no tuvo ni la mitad de relevancia que sus anteriores proyectos. Durante esta época, fueron varias las acciones de Katy que comenzaron a generar rechazo en el público general.
Una de las más notorias fue su rivalidad con Taylor Swift. Aunque hoy en día el conflicto está resuelto, la polémica alcanzó su punto álgido cuando, tras el lanzamiento de “Bad Blood” por parte de Swift, Katy respondió con “Swish Swish”, junto a Nicki Minaj. A pesar de la popularidad de “Swish Swish”, la canción fue percibida como una respuesta simplona, aburrida e infantil.
En esta era, Katy también sorprendió al cortarse y teñirse el pelo de rubio, un cambio que buscaba marcar una nueva etapa personal y profesional en su vida. Sin embargo, la propia artista culpó a Instagram por recibir muchos menos likes y atención del público tras cortarse el pelo ya que, según la artista, no se ajustaba a los cánones de la red social.
Por si fuera poco, durante las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en 2016, Katy apoyó públicamente a la candidata demócrata Hillary Clinton. Aunque su apoyo no era sorprendente, el involucrarse tan activamente en la política afectó su imagen pública, no tanto por su elección de candidata, sino porque muchos consideraron que no era su lugar intervenir en este ámbito. Esto es algo que, desgraciadamente, le afecto a ella y no a otras compañeras como Beyoncé o Taylor Swift, sin irse más lejos.
Finalmente, Katy cometió un desliz aún mayor cuando, en una entrevista, hizo una referencia a la crisis de Britney Spears en 2007, comentando que, aunque se hubiese cortado mucho el pelo “aún no estaba tan loca como para raparse”. Aunque no mencionó directamente a Spears, la referencia fue clara y de mal gusto, algo que repitió en dos ocasiones esa misma noche, lo que generó fuertes críticas.
“Smile” marcó el colapso definitivo en la carrera de Katy Perry. Este álbum, lanzado en el verano de 2020, coincidió con el auge de la pandemia mundial por el COVID-19, un momento en el que el mundo entero estaba centrado en la crisis sanitaria. A esto se sumó el hecho de que Perry lanzó el disco solo unos días después de haber dado a luz, lo que afectó significativamente su capacidad para promocionarlo de manera apropiada.
Legado y actualidad
Hace escasos días, Katy Perry lanzó su último álbum de estudio, “143”, el cual lamentablemente no ha tenido el impacto positivo que se esperaba. Aunque sus seguidores más fieles afirman que Perry ha regresado con más fuerza que nunca, los críticos de música señalan que el álbum es simple, cliché y carece de la personalidad que alguna vez la definió.
A pesar de su rápido ascenso y posterior declive, es innegable que el impacto de Katy Perry como figura y cantante pop femenina de la década de 2010 es enorme. Pocas artistas han logrado acumular tantos sencillos icónicos y éxitos mundiales en tan poco tiempo como ella. Por mucho que pase el tiempo, siempre será recordada por sus canciones, que siguen resonando en el público.
Un ejemplo de ello es su reciente presentación en el Rock in Rio 2024, donde miles de personas corearon sus temas más emblemáticos. Aunque muchos de sus oyentes no estén tan pendientes de sus lanzamientos recientes, los álbumes y sencillos que marcaron una generación siguen presentes en la memoria colectiva. Esa iconicidad que Perry construyó a lo largo de su carrera nunca desaparecerá, ya que su legado y sus ventas han dejado una huella profunda en la cultura pop.