Barry B arrasa en su primera Riviera con «Infancia Mal Calibrada Tour»

Ayer, viernes 7 de noviembre, Barry B inauguró la primera de sus tres Rivieras en Madrid dentro del «Infancia mal calibrada Tour«. La sala estaba a reventar de gente y el ambiente era eléctrico desde antes incluso de que empezara el concierto. Los tres conciertos han contado con el impulso de Vibra Mahou, la plataforma de música de Mahou Cinco Estrellas, que ha estado apoyando al artista desde hace tiempo, forjando una gran relación. Y eso se siente. Lo que pasa entre Barry y su público no se programa: se construye.

El arranque fue directo, sin rodeos. «Joga Bonito» abrió la noche con una Riviera entera gritando cada palabra. El sonido fue impecable y la energía, inmediata. Barry no necesita artificios: con su presencia basta. Tiene una manera de moverse en el escenario que combina descontrol y pasotismo, pareciendo como si todo estuviera hecho desde el impulso. No se sentía un concierto, se sentía más íntimo, más del público que del artista.

Rock, ternura y un recorrido por todas sus etapas

El concierto fue un repaso por toda su carrera, desde los temas más recientes hasta los que le acompañan desde el principio. «Taj Mahal«, «TK», «Kit Kat«, «ROOKIES» o «TRANKIS» (sin la presencia de Aitana, que se encontraba en la gala de los 40 Music Awards) sonaron una detrás de otra, y el público respondió como si cada una fuera el mayor himno de la noche.

Barry ha conseguido algo difícil: que su repertorio se sienta coherente incluso mezclando épocas. No hay un antes y un después, hay una evolución natural que se nota sobre el escenario. El ambiente fue una mezcla entre euforia y complicidad. La gente no solo cantaba: acompañaba. Cada pausa, cada gesto del artista, cada silencio encontraba una respuesta de los presentes. Un no parar. Ese tipo de conexión que no se ensaya.

A lo largo del concierto, Barry tuvo varios invitados que aportaron matices distintos a la noche. Depresión Sonora subió para cantar «El efímero arte de perdonar«, añadiendo un punto de crudeza y electricidad al set. Más tarde, Candela Gómez apareció para cantar «Todo ese dolor«. Por último, Gara Durán se unió para interpretar «El lago de mi pena«, probablemente el momento más emocionante del concierto: linternas al aire, público a coro y una sensación de comunión total.

Un cierre por todo lo alto

El final fue una explosión. «Komantxeria«, «Infancia Mal Calibrada«, «Chocolate Axe«, «Monster Truck» y «VICTORIA» sirvieron de previa perfecta para el cierre con «Yo pensaba que me había tocado Dios«. La sala entera saltaba. Se formaron pogos, y durante unos minutos La Riviera fue puro descontrol. Barry terminó el concierto por todo lo alto. Lo suyo no es solo un directo potente: es un ejercicio de presencia. Sabe cómo llenar un escenario, pero también cómo vaciarlo de ego.

Por supuesto esto no ha acabado, y además de más fechas en su «Infancia Mal Calibrada Tour«, a Barry le quedan dos Rivieras más, el 25 de noviembre y el 6 de octubre. Si esta primera noche ha demostrado algo, es que Barry está en su mejor momento. Ha convertido su música en un lenguaje común y su directo en un punto de encuentro. Más que un concierto, lo de anoche fue una calibración colectiva.

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Carlos Lucini

Amante de la música, de su industria y de (casi) todos sus géneros. Adicto a las letras. Estudiante de Publicidad y Comunicación Audiovisual en la Universidad Europea de Madrid.

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