Jorja Smith hace vibrar Madrid en el Kalorama 

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Ayer, viernes 20 de junio, arrancó la segunda edición del festival Kalorama en Madrid. Este año cambió de ubicación: se celebró en la Caja Mágica, un espacio más pequeño que el IFEMA, donde se hizo en ediciones anteriores. También el cartel era más reducido. Aun así, el ambiente seguía siendo el mismo: relajado, amable y con todo lo necesario para disfrutar de la música sin agobios.

Dos escenarios, foodtrucks, zonas de descanso, buen sonido en general y algunas activaciones de marca como la de Heineken. Todo sencillo, funcional, pensado para que el foco estuviera donde tiene que estar: en la música.

El cartel incluía nombres como Pet Shop Boys, Azealia Banks o Alizzz, pero una de las más esperadas era, sin duda, Jorja Smith.

Un concierto para sentir 

Era su primer concierto en Madrid desde 2019, y aunque no hubo grandes colas ni carreras para coger sitio, se notaba en el ambiente que el suyo era uno de los conciertos clave del día. La gente fue llegando de forma muy gradual, en sintonía con el ritmo del festival, hasta llenar por completo el aforo del escenario principal justo cuando empezaba su show.

Jorja apareció sin grandes efectos ni espectáculo, acompañada de una banda sobria pero potente: batería, teclados, coristas… y una escenografía sencilla, pero muy efectiva. No hacía falta más. Todo estaba pensado para dejarle espacio a ella y a su voz.

El arranque fue suave, como tanteando el terreno. Pero ya con la segunda canción, “Blue Lights”, se produjo un pequeño giro: la gente reaccionó con entusiasmo, se empezó a ver a muchos bajando los móviles y simplemente escuchando. Era el tipo de canción que cambia el ritmo de un concierto, y así fue.

© Michaels Mads

Un viaje con altibajos, pero con intención 

El concierto no fue una simple sucesión de hits. Fue más bien un recorrido por distintas etapas de su música, combinando canciones íntimas con otras más rítmicas, y dejando espacio a las pausas, a los matices, a las transiciones que también forman parte del directo.

Temas como “Teenage Fantasy”“Where Did I Go?” o “Come Over” funcionaron como, momentos más introspectivos que demostraban lo bien que Jorja sabe manejar los tiempos. En medio de todo eso, se colaban algunas canciones más recientes, incluido un nuevo tema que aún no ha salido en plataformas.

Eso sí, hubo algo que no terminó de acompañar: el sonido. Por momentos, los bajos estaban demasiado altos y su voz, que es precisamente es una de sus mejores bazas, se perdía entre capas instrumentales. Era algo casi constante, lo suficiente como para afectar a varios de los temas más esperados del concierto. Aun así, ella supo mantener el control, con una presencia serena, cálida, sin necesidad de exagerar nada.

Jaime Virgili Galindo
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