La artista catalana se convierte en la primera solista femenina española en llenar el Estadi Olímpic Lluís Companys de Barcelona. Además, está inaugurando una gira que apunta alto.

Con más de 48.000 personas coreando sus canciones en el corazón de su ciudad natal, Aitana marcó anoche un antes y un después en su carrera. No solo por el número—un sold out en un estadio reservado históricamente a leyendas—, sino por la propuesta. Además, se presentó un show dividido en actos, cargado de emoción, concepto y una producción al nivel de las grandes giras internacionales.

Una producción cuidada que apuesta por lo escénico

Desde el arranque con una intro en 3D inspirada en el arte envolvente de Christo y Jeanne-Claude, hasta el cierre con confeti azul y alas de mariposa. El espectáculo Metamorfosis Season dejó claro que Aitana no está jugando a ser popstar. Lo es. El concierto se estructuró en cuatro etapas: Spoiler, 11 Razones, alpha y Cuarto Azul. Cada una con su propio universo visual, estilismos y narrativa.

Sin necesidad de reinventar la rueda, el show destacó más por su coherencia artística y ejecución que por el artificio. La escenografía, sin ser excesiva, supo jugar bien con las pantallas, la iluminación y una banda potente. También contó con 23 bailarines y momentos visuales muy bien planteados.

Quejas por la altura del escenario

Aunque la producción pensada a gran escala ofreció una visión clara desde prácticamente cualquier punto del estadio, varios fans expresaron su frustración. Esto se debió a la altura del escenario. Especialmente entre quienes accedieron a zonas frontstage tras días de cola y entradas más costosas. La elevación estaba diseñada para favorecer el impacto visual global, pero dificultó en algunos momentos el contacto directo con el show. Esto fue especialmente evidente desde las primeras filas. Un detalle que no empaña la noche, pero invita a ajustar el enfoque si se busca cuidar también la experiencia más cercana.

Un viaje emocional con guiños a sus raíces

Momentos como la aparición sorpresa de Ana Guerra en “Lo Malo”, o el homenaje en catalán junto a Oques Grasses y Pep Sala (de la mítica banda Sau), dieron al concierto una conexión especial con el público local. Aitana no se olvidó de dónde viene, y eso se sintió en cada guiño.

El bloque Cuarto Azul llevó el concierto a una atmósfera más íntima, con referencias caribeñas. Por otro lado, 11 Razones explotó su faceta más rockera. En alpha, la parte más libre y rave de la noche, el estadio se transformó en una fiesta de luces, láseres y beats electrónicos. Además, pulseras LED sincronizaban el ritmo colectivo.

¿Un nuevo referente pop global?

Más allá de los titulares grandilocuentes, es evidente que Aitana está entrando en una nueva fase. No es solo la niña salida de OT, ni solo una artista mainstream que suena en radio. Con Metamorfosis Season se postula como una artista capaz de sostener un show de dos horas y media. Además, el show es conceptual, ambicioso y emocionalmente conectado con su público.

Eso sí, no todo es revolución: hay momentos que siguen bebiendo de fórmulas ya conocidas en el pop internacional. Sin embargo, su apuesta por una narrativa coherente y una dirección visual cuidada es un paso importante. Especialmente para una artista que ya no necesita demostrar nada, sino simplemente evolucionar.

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Michaels Mads

Editor Jefe en Madshion

Fanático de la fotografía y la música me fui sumergiendo en distintos géneros musicales para poder hablaros de ellos desde mi punto de vista y con la mayor objetividad posible

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