Todos más que menos tenemos al menos un amigo blogger (sino más de uno) o que está por la labor de convertirse en uno. Cada día más personas encuentran en el mundo del blogging un pequeño espacio donde hablar de sus gustos, enseñar a la gente sobre sus aficiones y matar algo de tiempo durante la semana y por supuesto sacarse algunos ahorros – a ser posible -. Dentro de este mundo de Bloggers también podemos incluir el nuevo boom que está siendo Instagram, donde (en vez usar palabras) las imágenes se convierten en el escaparate perfecto para que los Influencers del momento nos demuestren lo perfecto que es su día a día.
Pero ahora hay un problema muy grave, su opinión ha dejado de ser personal y está patrocinada. ¿Qué quiere decir esto? Es muy simple, una marca se pone en contacto contigo y te ofrece enviarte un producto a cambio de que des tu opinión sobre él, aunque claro, te están “pagando” de una manera u otra por lo que esta opinión nunca puede ser negativa sino habrás excavado tu propia tumba (recordamos una conferencia de unos famosos premios de Bloggers en Madrid donde se invitaba a los bloggers a hablar SIEMPRE bien de todo para que os contratasen más agencias). ¡Pero no penséis que la marca es la mala de todo esto! También está el caso inverso, influencers que quieren como sea ir al nuevo sitio de moda y amenazan con una crítica destructiva sino son invitados, hay que demostrar que eres un top y que estás con toda la socialité.
¿De verdad estáis dispuestos a comprar todos estos productos que usan vuestros influencers favoritos? ¿Productos que ni ellos mismos usarían? Es hora de que os plantéis y exijáis una opinión sincera, que se retome la razón de ser de los bloggers. ¡Qué dejen claro cuando les pagan indicando “post patrocinado”! Y sino, …, que dejen espacio a auténticos profesionales del mundo blogger, estos profesionales que si les envían un producto y no les gusta… o dicen su sincera crítica o hablan de dicho producto, estos profesionales que ¡no venden su opinión! Así que ya sabéis, ni esos zumos os harán adelgazar ni sentir bien durante el día, ni ese maquillaje es tan fácil y mágico de aplicar, ni ese blanqueador dental te deja una sonrisa cegadora sin ir al dentista antes, y por supuesto, su vida es tan diferente de la vuestra.