Ayer, viernes 3 de octubre, la sala del Movistar Arena recibía a Marc Seguí y al show en directo que acompaña su último proyecto, «NO TENGO PRISA». Tras estrenar la gira el pasado 27 de septiembre en la Sala Jerusalem de Valencia, el artista aterrizaba en la capital. Y aunque no fue un sold out, la sensación era de esas en las que el aforo se queda corto: el público estaba dentro, física y emocionalmente. Pese a algún fallo de sonido que obligó a parar el show unos minutos, el concierto fue todo un éxito.

No tiene prisa, pero llega puntual

Hay ironías que se escriben solas. Que el tour se llame «NO TENGO PRISA» y que Marc Seguí apareciese puntual sobre el escenario fue la primera de la noche. A las 21:00 exactas, las luces se apagaron, y «NO TENGO PRISA», el tema que abre también el álbum, daba arranque al show. Un arranque simbólico que marcó el tono del resto del concierto.

El setlist comenzó entre canciones del nuevo álbum como «CÓMO ESTÁS?», «DE NOTA EN NOTA» o «ASCENSOR». A pesar de que La Sala no estaba completamente llena, Marc se encargó de borrar cualquier vacío con su manera de interactuar con el público. Hubo risas, gestos cómplices, y esa conexión que no se puede forzar. Diez minutos después del pequeño fallo técnico, el concierto retomó su curso con fuerza renovada, y él supo usar esa pausa a su favor cogiendo el resto del concierto con ganas y animando al público a hacer lo mismo.

Clásicos, linternas y acústicos

Después llegó el momento de mirar al pasado un momento. Marc cantó temas más antiguos como «Si Nos Vamos» para todos los que en el público le siguen desde hace años. Pese a que Xavibo no pudiera acompañar al artistas en su show porque coincidía con un concierto suyo en Granada, Marc le dedico unas palabras y cantó colaboraciones con él como «Contigo loca», «Haciendo na» o «cara :)».

Uno de los momentos más sorprendentes de la noche llegó con la aparición de Nina, que se unió al escenario para interpretar junto a Marc «me cuesta hablar», la colaboración que ambos lanzaron el pasado 25 de septiembre. Con los dos compartiendo miradas y voces sobre un escenario que se llenó de una energía distinta, más frágil y emocional.

Para cerrar, Marc frenó en seco para cantar una versión acústica de «Tiroteo». Bajó las revoluciones y el público con las linternas en alto vivió un paréntesis casi mágico antes del estallido final. Minutos después, el «Tiroteo – Remix» devolvía la euforia con la sala entera saltando y cantando como si fuese el cierre de un festival.

De la voz a lo visual

En lo visual, el «No Tengo Prisa Tour» destaca por la coherencia estética. Cada canción tenía su propio universo proyectado en pantalla: mares, playas, caracoles y el coche de la portada del álbum componían un fondo que no distraía, sino que acompañaba. Los visuales no eran un simple adorno, sino una extensión del discurso del disco: la idea de moverse despacio, de disfrutar del trayecto, de no tener prisa, literalmente.

A nivel vocal, Marc sorprendió. Sin apenas autotune y con una interpretación limpia, demostró que no necesita artificios para sonar bien. Cada nota parecía salirle natural, con ese tono entre melancólico y luminoso que lo caracteriza. Se notaba el trabajo detrás de cada detalle, desde la puesta en escena hasta la producción del sonido.

El «No Tengo Prisa Tour» todavía tiene fechas por delante, y lo cierto es que el show merece la pena. Es un espectáculo medido, pero con mucha alma. Una experiencia que respira mar, calma y carretera. Porque puede que Marc Seguí no tenga prisa, pero sí una dirección muy clara.

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Carlos Lucini

Amante de la música, de su industria y de (casi) todos sus géneros. Adicto a las letras. Estudiante de Publicidad y Comunicación Audiovisual en la Universidad Europea de Madrid.

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