Cosa Nuestra: el show más teatral de Rauw Alejandro aterriza en Madrid

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Lo de Rauw Alejandro ya no es un concierto: es un espectáculo de gran formato con guion, estructura narrativa y alma teatral. Como si hubiese crecido entre bambalinas y neones, el puertorriqueño presentó en el Movistar Arena su Cosa Nuestra Tour, una experiencia dividida en actos, con cambios de escenografía, narrativa emocional y puesta en escena propia de Broadway.

Y todo comenzó a las 21:00 en punto, sin un solo segundo de retraso. Las luces bajaron, el telón se alzó y Rauw se adueñó del escenario con precisión quirúrgica.

ACTO I: Del fuego al deseo

La noche arrancó con fuerza con “Punto 40” y “Panties y Brasieres”, dos bombas que abrieron paso a una performance teatral cargada de pirotecnia, luces y una narrativa visual que apostaba más por el cabaret que por el clásico show urbano. “Déjame entrar” y “Santa” marcaron un descenso emocional que, sin embargo, se vio lastrado por un programa guiado que cortaba el ritmo entre canciones, dando paso a temas como “Tattoo”, “Fantasía” y “Desesperados” que cerraron el primer acto con sabor a pop melancólico.

ACTO II: Leap of Faith, salto sin red

El segundo acto elevó el nivel: la banda, repartida en plataformas laterales, se incorporaba al escenario principal según la canción, dando un dinamismo escénico inusual. “Revolu” encendió al público, pero fue “Committed” el momento cumbre: Rauw conectó directamente con la gente, estirando el tema con una coreografía participativa que se sintió íntima pese al recinto masivo.

© Michaels Mads

A continuación sonó “Old Skul”, con un guiño nostálgico al Rauw más callejero, seguido de “No me sueltes”, “Todo de ti” y “Carita linda”. “Amar de nuevo” puso el broche emotivo antes de la siguiente transición.

ACTO III: Luces fuera, heridas abiertas

El tercer acto apostó por el drama. Con visibilidad reducida por un telón semitransparente, canciones como “2/Catorce”, “Sexo virtual” o “Diluvio” se tiñeron de una sensualidad fría, casi distópica. Rauw se volvió más oscuro, más introspectivo. En “Pensándote” y “Se fue” habló directamente al dolor.

Un speech dirigido “a los corazones rotos” preparó el terreno para la catarsis de “Baby Hello” y la inesperada “Ni me conozco”, que cerró el acto con un sabor a desconexión y desamor que no dejaba indiferente.

ACTO IV: Entre el amor y la guerra… y la salsa

Y cuando parecía que el viaje emocional tocaba a su fin, llegó la fiesta. “Cosa Nuestra” y “Tú con él” encendieron al Movistar: la gente bailaba salsa en todos los rincones del Arena, demostrando que este show no es solo para ver, sino para vivir.

© Michaels Mads

“Espresso Martini” y “Baja pa’ acá” mantuvieron el pulso. El coche (sí, un coche real en escena) reapareció en “Qué pasaría”, justo antes de que la traca final con “Lokera”, “2:12”, “Desenfocao’” y “Sexxxmachine” pusieran a vibrar hasta los asientos más alejados.

Rauw Alejandro, artista total

Más que un concierto, lo que se vivió en Madrid fue una propuesta escénica multiformato, arriesgada y cuidada. No todo funcionó (el ritmo narrativo se resintió en momentos), pero la ambición artística de Rauw es innegable. Entre el amor, la guerra, el perreo y el cabaret, el puertorriqueño dejó claro que está jugando en su propia liga.

THE END.

Michaels Mads
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